Sábado 26 de Marzo de 2022 | Matutina para Adolescentes | Muere Beethoven

Muere Beethoven

“Entonces mi alma se alegrará en Jehová; se regocijaráen su salvación” (Salmo 35:9, RVR 95).

Ludwig van Beethoven, uno de los compositores más famosos de la historia, nació en el seno de una familia de músicos de la corte real de Colonia, Austria. A una edad temprana, mostró un gran talento musical, poco común, y su padre, Johann, empezó a hacer planes para él. Firme en sus esfuerzos por convertir a su hijo en un genio de la música y niño prodigio, Johann lo obligaba a estudiar y practicar durante muchas horas. Ludwig tenía solo siete años cuando su padre le hizo dar su primer concierto en público.

A los diez, Ludwig ya componía música y, con la ayuda de maestros talentosos, alcanzó la fama con bastante rapidez. Comenzó a viajar por Europa y a dar conciertos con otros músicos famosos. Estaba muy influenciado por Bach, por Mozart y por Haydn. Para entonces, ya componía sinfonías y conciertos, y pasaba tiempo con miembros de la corte real austriaca en Viena.

Desafortunadamente, cuando tenía cerca de 25 años, la audición de Ludwig Beethoven empezó a deteriorarse hasta que, a los 34, quedó totalmente sordo. Nadie sabe por qué. Algunos médicos creen que se debió a una intoxicación por plomo, al tifus o incluso a su costumbre de sumergir la cabeza en agua fría para mantenerse despierto. Aunque la sordera silenció por completo su oído, no lo hizo callar. Ludwig siguió componiendo, dirigiendo e interpretando. Para ayudarse a oír los tonos, utilizaba una varilla especial fijada a la caja de resonancia de su piano. Mordía la varilla para sentir la transferencia de las vibraciones del piano a su mandíbula y eso aumentaba su percepción del sonido.

Ludwig Beethoven murió prematuramente el 26 de marzo de 1827, pero su música sigue viva. No es conocido por escribir himnos cristianos, pero compuso la música de la Oda a la alegría.

Puede que no seas un gran músico como lo fue Beethoven, capaz de componer música increíble sin la capacidad de escuchar sonidos.

Puede que pienses que no tienes ningún talento musical, o ningún talento en absoluto. Dios no nos llama a ser famosos o talentosos, ni siquiera espera que podamos seguir una melodía. Simplemente, nos llama a ser fieles con lo que tenemos: un deseo sincero de alabarle. Un cristiano siempre contento y sonriente en un mundo sombrío puede tener más impacto que todos sus genios juntos.

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