Viernes 04 de Marzo de 2022 | Matutina para Jóvenes | Rescate del exterior

Viernes 04 de Marzo de 2022 | Matutina para Jóvenes | Rescate del exterior

Rescate del exterior

«No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno». Romanos 3:10-12, RV95

El submarino «Kursk» se hundió durante unos ejercicios de rutina en el mar de Barents. Oficialmente, el accidente fue causado por una explosión en el compartimiento de torpedos del sumergible. Este submarino, uno de los más modernos y seguros, era considerado prácticamente invulnerable. Su tripulación pertenecía a la élite de la Fuerza Naval Rusa.

El 12 de agosto de 2000, el submarino participaba en unos ejercicios de rutina. Según el escenario, tenía que atacar un grupo de portaaviones. El ataque debía comenzar a las 11:30 a.m. Pero en vez de un lanzamiento de torpedo, a la hora señalada se produjo una explosión. El torpedo detonó dentro del sumergible, provocando la explosión del resto de las municiones. A causa de esta explosión, el grueso casco del Kursk, capaz de soportar el impacto de un torpedo, se deformó cubriéndose de pliegues y agujeros. Casi toda la tripulación murió al instante. Los 23 sobrevivientes se encerraron en los compartimientos de atrás. El teniente capitán Dmitri Kolésnikov escribió pocas horas antes de su muerte: «12:08… No hay luz para escribir, pero trataré de hacerlo a tientas. Parece que no tenemos muchas probabilidades de supervivencia. Espero que alguien lea estas líneas. Aquí viene una lista de quienes nos encontramos en los compartimientos ocho y nueve, y trataremos de salir. Saludos a todos. No se desesperen. Kolésnikov».

¿Por qué no salieron nunca? Lamentablemente, no tenían acceso a la cámara de rescate. Para colmo de males, pocas horas después del accidente se descompuso la placa regeneradora de oxígeno. Solo podían ser rescatados desde afuera, pero como el rescate no llegó a tiempo, después de unas doce horas, los 118 marineros murieron.

El incidente del Kursk ilustra la deprimente situación en la que quedó la humanidad después de la entrada del pecado. Todos hemos sido afectados y no podemos hacer nada para salvarnos a nosotros mismos. Al igual que la tripulación del Kursk, nuestra salvación debe venir de afuera.

¿Y sabes qué? ¡Así fue! Dios envió a su Hijo Jesús para salvarnos del pecado y de la muerte. Hoy, gracias a él, tú y yo podemos ser libres. El mensaje de @Dios para ti hoy es: «La salvación está aquí. No desesperes».

Esta entrada tiene un comentario

  1. Patricia Benavides

    Sea que viva o sea que muera del Señor Dios, Jehová es su nombre de Él soy gracias a mi Amado Salvador Cristo Jesús!

Deja una respuesta