Un lugar para la libertad
“Y la mujer huyó al desierto, donde Dios había preparado un lugar para que la cuidaran durante 1260 días” (Apocalipsis 12:6, NTV).
En este día, en 1620, 102 pasajeros salieron de Inglaterra para navegar hacia lo que llamaban el Nuevo Mundo y la Colonia de Virginia, donde esperaban establecerse. La mitad de ellos buscaba libertad religiosa luego de sufrir persecución en Europa. La otra mitad solo quería ganar dinero. Habían planeado salir de Inglaterra en agosto, pero el barco que acompañaba al Mayflower estaba gravemente agujereado y, finalmente, el Mayflower partió solo hacia América. Durante la primera mitad de la travesía del Atlántico, el océano estuvo en calma. Luego, el barco de 27 metros de eslora se encontró con mares agitados y tormentas que lo desviaron 800 kilómetros de su rumbo. Tras 66 días de travesía, el barco y sus pasajeros desembarcaron, finalmente, en lo que hoy es Cape Cod, Massachusetts, al norte de su destino original. Sería el primer asentamiento europeo permanente en Nueva Inglaterra.
Casi de inmediato, un grupo de hombres armados bajó a tierra para explorar el terreno y encontrar un buen lugar para el asentamiento. Para su deleite, encontraron campos despejados y muchos arroyos de agua fresca. Habiendo llegado un mes más tarde de los planeado, fue recién después de Navidad que los peregrinos comenzaron a trabajar en rudimentarias cabañas de madera con techos de paja. Caía nieve, el suelo se congelaba y la comida escaseaba, pero no podían saber que las cosas se pondrían peor. Durante ese primer invierno, la mitad de los colonos murieron por enfermedad.
Al verano siguiente, la salud y el ánimo se recuperaron al construir mejores casas y gracias a que los nativos les ayudaron a sembrar hortalizas. Los peregrinos se asombraron de toda la caza que tenían a su disposición: ciervos de cola blanca, osos negros y pavos salvajes. Ese otoño, decidieron celebrar una fiesta de acción de gracias, y el gobernador Bradford invitó a las tribus nativas a celebrar con ellos. Los nuevos colonos no volvieron a pasar por una situación tan mala como la que habían atravesado al principio.
En una visión 1.500 años antes, Juan el Revelador vio un espectáculo muy interesante. Una mujer corría por su vida y huía al desierto. Cuando ya no pudo correr más, descubrió que Dios le había preparado un lugar para estar a salvo de la persecución religiosa. En las colonias norteamericanas, se cumplió la visión de Juan en la vida de los peregrinos.
Hoy se ha cerrado el círculo, y ahora el evangelio parte a otros lugares del mundo donde la gente también quiere aprender de Jesús y busca la libertad religiosa.