Convive respetando
“Y Elías respondió y dijo al capitán de cincuenta: Si yo soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y consúmate con tus cincuenta. Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta” (2 Reyes 1:10).
¡Sí, leíste bien! La Biblia también puede ser útil para mostrar las consecuencias de la falta de respeto y descortesía. Podemos hablar, por ejemplo, de lo que sucedió cuando Ocozías, el infiel rey de Israel, mandó llamar al profeta Elías. Primero envió a “un jefe con sus cincuenta [soldados]”. Al llegar ante Elías, el oficial le exigió que lo acompañara; pero esa no era manera de dirigirse a un representante de Jehová. ¿Cómo reaccionó el profeta? Como leíste en el versículo de hoy.
La idea de que cada persona tiene el derecho de ser tratada con consideración y valorada por lo que es y tal como es deriva de que cada persona es única y diferente. Respetar es reconocer el valor de las personas. Respetarlos aunque tengamos gustos diferentes, ideas diferentes, sentimientos diferentes o edades diferentes.
Además de respetar a nuestro prójimo, es importante respetar a otros seres vivos, sin excepciones. Debemos respetar a los animalitos que están a nuestro cuidado, y proveerles lo que necesitan: comida, abrigo y cariño. También debemos respetar el medio ambiente y la naturaleza en general. Esto me hace acordar a lo que hizo un grupo de jóvenes japoneses después de una jornada olímpica. Ellos comenzaron a limpiar el campus que había quedado sucio después de los festejos. Fueron organizados, limpios y puntuales. ¡Fíjate si estas virtudes no tienen todo que ver con el valor del respeto!
También debemos respetarnos a nosotros mismos. Lo haces cuando te bañas, estudias, reconoces tus logros y tus errores, y también cuando cuidas tus cosas. Cuando uno se respeta a sí mismo, es más fácil respetar a los demás.
Respetar es también valorar nuestras pertenencias y las ajenas, por ejemplo un libro que retiras de una biblioteca. Otro aspecto es respetar las reglas, ya sea en un juego, o en la calle cuando circulas y hay mucho tránsito, por ejemplo.
En el mundo hay reglas y normas para actividades diversas. La mayoría de las personas está de acuerdo con respetarlas, de otro modo la convivencia sería imposible. ¡Convive con respeto!
Mirta