Matutina para Jóvenes | Lunes 03 de Marzo de 2025 | La herencia robada

Matutina para Jóvenes | Lunes 03 de Marzo de 2025 | La herencia robada

La herencia robada

“Grábate bien mis enseñanzas; memoriza mis mandamientos. Así te irá siempre bien por el resto de tu vida” (Prov. 3:1-2)

Una parábola rabínica relata la historia de un joven que heredó un terreno, pero poco después de la muerte de su padre, enfrentó una citación judicial. Un individuo reclamaba el derecho de propiedad del terreno y presentó un contrato de venta fechado el 15 de septiembre del año anterior, firmado por el padre del joven. Desesperado, el joven acudió al rabino de la ciudad en busca de ayuda. Aunque el rabino accedió a representar al joven en el litigio, el magistrado indicó que la evidencia del demandante era contundente. A pesar de que el joven afirmaba que su padre no había firmado el documento, el juez no podía respaldar sus sospechas.

El rabino pidió entonces la palabra y se dirigió al juez. “¿Conoció usted al difunto?”. “Sí. Serví de juez en varias transacciones comerciales suyas”. “Y conforme a su criterio, ¿cree que hubo algún motivo que lo haya obligado a vender alguno de sus bienes?”. “¡No, no! Era un hombre de posición acomodada. No creo que haya tenido alguna razón para desheredar a su hijo. Pero ya le he dicho que no puedo guiarme por suposiciones”.

“De acuerdo —dijo el rabino—. Déjeme preguntarle algo más: ¿Conocía usted la devoción del difunto hacia la religión judía?”. “¡Oh, sí! Por nada del mundo se me ocurre que pudo haber hecho algo en contra de lo que la Torá indica”, dijo el juez. Entonces, el rabino le extendió un calendario al juez. “¿Puede usted mismo fijarse en qué día de la semana corresponde la fecha del documento en cuestión?”. El juez miró el calendario y dijo: “Esa fecha cayó en sábado”.

“Aunque usted no se base en suposiciones, ¿cree que el difunto hubiera realizado una transacción comercial en el día de reposo?”. Se produjo un murmullo en el recinto, entonces el juez le demandó al acusador que contara la verdad. Abrumado, el acusador confesó que había falsificado la firma del difunto.

En esta parábola, el sábado sirvió como un testigo para proteger los derechos del joven heredero. Creo que hoy en día necesitamos esta perspectiva de la ley de Dios. Los mandamientos no son un conjunto de imposiciones y reglas, sino un mecanismo diseñado por Dios para garantizar nuestra felicidad. Por eso, la mejor opción siempre será la voluntad de Dios para nuestras vidas.

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