Matutina para Jóvenes, Viernes 16 de Julio de 2021

Socios y aprendices de Cristo: un tesoro en vasos de barro

“Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él” (Mar. 3:13).

Te propongo que hoy leas esto en la naturaleza. No sé si tienes un parque cerca o solo un poco de pasto en el patio de tu casa. Pero te invito a que cambies de ambiente.

“Si los hombres levantaban sus ojos a las colinas de Dios, y contemplaban las maravillosas obras de sus manos, podían aprender lecciones preciosas de la verdad divina. La enseñanza de Cristo les era repetida en las cosas de la naturaleza. Así sucede con todos los que salen a los campos con Cristo en su corazón. Se sentirán rodeados por una influencia santa. Las cosas de la naturaleza toman las parábolas de nuestro Señor y repiten sus consejos. Por medio de la comunión con Dios en la naturaleza, la mente se eleva y el corazón halla reposo” (El Deseado de todas las gentes, p. 258).

Ese día Jesús llevó a sus discípulos a la naturaleza, a su lugar favorito, para que lo que les enseñara quedara eternamente relacionado con la belleza de su creación.

Hoy quiere hacer lo mismo contigo.

Así como llamó y ordenó a sus doce discípulos, te ha escogido con una misión especial: colaborar con Dios en la salvación del mundo.

Así como conocía las debilidades y fortalezas de estos discípulos, conoce las tuyas.

¿Tienes el espíritu receptivo de Juan? ¿El ímpetu y la generosidad de Pedro? ¿La incredulidad de Felipe? ¿El miedo y la timidez de Tomás? ¿La confianza infantil de Natanael? ¿Las pretensiones de Judas?

“Dios toma a los hombres tales como son, con los elementos humanos en su carácter, y los prepara para su servicio, si quieren ser disciplinados y aprender de él. No son elegidos porque sean perfectos, sino a pesar de sus imperfecciones, para que mediante el conocimiento y la práctica de la verdad, y por la gracia de Cristo, puedan ser transformados a su imagen” (ibíd, p. 261).

Los discípulos fueron reunidos, cada uno con sus características, para ser de la familia de Dios. Aprenderían entre ellos, en medio de pruebas y diferencias de opinión. Pero mientras Jesús estuviese en su corazón, mientras él fuera el centro, ellos se acercarían el uno al otro en la medida que se acercaran al centro. Eso es lo que generaría el amor de Dios.

Eso es lo que puede generar hoy. Te llamó a ti. ¿Irás a él?

Hay un mensaje especial para ti:  Miércoles 23 de Febrero de 2022 | Matutina para Jóvenes | El fin de la muerte
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