Fe en crecimiento
Entonces el padre del muchacho gritó: «yo creo. ¡Ayúdame a creer más!».
Marcos 9: 24
¿Conoces a alguien con verdadera fe? Hay personas que admiro por su confianza total en Dios. Pero, ¿Crees que siempre han sido así? La fe es como una pequeña plantita, débil tal vez al comienzo, y que puede crecer cada día un poquito si la cuidamos.
Te voy a contar cómo la plantita de mi propia fe creció, y cómo la tuya puede crecer también. Cuando nació mi primera hija, mi esposo y yo no podíamos haber estado más felices. Sanita, hermosa, Emily era todo para nosotros. Nuestra alegría era completa. Sin embargo, cuando tenía cuatro meses de edad, comenzó a tener malestares estomacales y diarreas. Le hicimos muchos estudios médicos, pero no descubríamos el problema, y Emily no subía de peso.
No fueron días fáciles. Quizá exageradamente, en ese momento tenía miedo por la vida y la salud de Emily. Muchas noches lloré, muchos días me preocupé. Yo, que siempre había tenido una vida llena de felicidad, me enfrentaba a un problema grande por primera vez. Me daba cuenta de que no podía controlar lo que pasaba, y creía que confiaba en Dios, pero seguía sintiendo miedo.
Recuerdo, finalmente, un día en el que oré a Dios: “Señor, Emily es tu hija antes que mía. Tú la amas más que yo. Tú sabes qué es lo mejor para ella. Te la entrego. Está en tus manos”. Y confié de verdad. Confié en que Dios sabía mejor, y amaba más que yo.
Al poco tiempo, un doctor descubrió que Emily era alérgica a una proteína que está en la leche de vaca. Comenzamos a tomar leche de soja o de almendras, y Emily creció. Hoy es una adolescente sana, inteligente y fuerte.
Así como mi hijita creció, mi fe creció. Y sigue creciendo día a día. Cuando veo cómo Dios me guía y guía a mi familia, cuando siento su amor en las pequeñas y grandes cosas, me acuerdo de ese padre que, en nuestro versículo de hoy, expresó, angustiado por su hijo, que necesitaba creer más. Porque siempre, siempre se puede creer más.
Si tú hoy sientes que crees, pero debes enfrentar algún problema, algún desafío, confía en tu Padre. Él sabe mejor lo que tú necesitas. Dile hoy: “Yo creo. ¡Ayúdame a creer más!»