Jueves 29 de Diciembre de 2022 | Matutina para Menores | Sé feliz con lo que tienes

Sé feliz con lo que tienes

“No codiciarás la casa de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo” (Éxodo 20:17).

Una mañana soleada, un niño se levantó algo desanimado y aburrido. Entonces salió de su casa a mirar el paisaje y vio que al frente había una colina; allí arriba vio una casa que tenía ventanas brillantes que parecían de oro. Luego se volteó y miró las ventanas de su casa: las vio descoloridas y opacas, y pensó que él sería realmente feliz y no se sentiría triste ni aburrido si pudiera llegar hasta la casa de “oro”. Entonces, se le ocurrió la genial idea de ir hasta allá. Aunque era lejos y quizás llevaría casi todo el día llegar hasta ese lugar, comenzó su expedición pensando que esa caminata valdría la pena.

Luego de horas caminando bajo el sol y el calor, se aproximó a la casa anhelada; pero para su asombro, esas ventanas ya no brillaban. ¡Eran tan descoloridas y opacas como las de su casa! ¡Sintió tanta frustración que no podía creer lo que veía! Muy triste, el niño se volteó para regresar a su hogar. ¡Cuál fue su sorpresa al mirar la colina de enfrente! ¡Allí había una casa con ventanas de oro! Y más se sorprendió al ver que, en realidad, era su casa la que brillaba hermosamente.

Esta historia nos muestra que muchas veces nos quejamos o sentimos tristes porque vemos que la vida de otros es mejor que la nuestra. O las cosas que hacen otros nos parecen mucho más divertidas y entretenidas que las cosas que nosotros hacemos. Pero la verdad es que lo que tú puedes estar viendo de lejos quizá no sea lo que realmente es. Lo que realmente hacía brillar las ventanas de ambas casas era el sol que se reflejaba en los vidrios.

Para nosotros, Jesús es nuestro Sol de justicia, y te aseguro que él es el único capaz de hacer brillar tu corazón a pesar de lo descolorido que te parezca. No pierdas tiempo en compararte con los demás, o desear tener lo que otros tienen. No necesitas ir lejos o viajar para ser feliz. Lo que necesitas es poner tu corazón frente a Jesús y dejar que los reflejos de su amor brillen en tu interior.

¡Siente gratitud y contentamiento por lo que tienes y eres, sabiendo que, aunque quisieras tener más, es mejor ser feliz con lo que Dios te ha dado! Recuerda que tú vales más que el oro. Eres un hijo de Dios.

Nina

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