El teléfono de Bell es patentado
“Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver” (Isaías 42:18, RVR 95).
Un día como hoy en 1876, Alexander Graham Bell, de 29 años, recibió una patente por su nuevo invento llamado teléfono. Era bastante joven para haber ideado uno de los inventos más revolucionarios de los últimos doscientos años. ¿Sabías que el interés de Bell por el teléfono estaba muy influenciado por el hecho de que su propia esposa era sorda y él quería desarrollar una tecnología que pudiera ayudarla a oír? Bell trabajaba como profesor de lenguaje para estudiantes sordos en la Escuela para Sordos de Pemberton Avenue. Consideraba que el teléfono era un cruce entre el telégrafo y el tocadiscos, ya que permitía a las personas hablar entre sí al mismo tiempo y a distancia.
Las primeras palabras pronunciadas por teléfono no fueron muy inspiradoras. Solo un simple: “Señor Watson, venga aquí, lo necesito”. Bell Telephone pasó a formar parte de la compañía American Telephone and Telegraph (AT&T), y el teléfono sigue revolucionando el mundo de las comunicaciones. Los teléfonos móviles se han apoderado de nuestra vida social e incluso del lugar de trabajo. Es habitual ver a personas sentadas juntas en una mesa de un restaurante, pero manteniendo conversaciones completamente separadas con personas que están del otro lado de sus líneas. Y ahora, los teléfonos pueden servir para mucho más que para hablar con la gente. Se usan para enviar mensajes de texto o fotos, consultar los resultados del partido de fútbol, ver películas, jugar, descargar canciones y programar citas. Ahora incluso se utilizan para abrir nuestros vehículos, configurar los sistemas de seguridad del hogar, comprar y vender acciones, y controlar los centros de entretenimiento.
Sin embargo, lo cierto es que el teléfono se inventó para hablar. Todo lo demás –el correo de voz, los mensajes de texto, la cámara fotográfica, Internet– no son más que herramientas extra que sirven para vender más teléfonos y darle más usos, diferentes del original y primordial. Cuando Jesús nos llama, quiere que dejemos de lado todas las aplicaciones e interferencias que nos distraen e impiden que escuchemos su voz suave y tranquila.
Hoy, ¿le darás a la llamada de Jesús la oportunidad de llegar? ¿Dejarás de lado todas las herramientas extra que te distraen de una conversación significativa con él? Como la esposa de Alexander Graham Bell, somos sordos espiritualmente; pero, si no enviamos la llamada de Jesús al buzón de voz, encontraremos una amistad satisfactoria con él.