Matutina para Adultos | Viernes 20 de junio de 2025 | Toques de luz

Matutina para Adultos | Viernes 20 de junio de 2025 | Toques de luz

Matutina para Adultos

«Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos» (Mateo 5: 16, NVI).

Para mí, el cuadro ya estaba terminado. Aunque era relativamente pequeño, me había costado mucho pintarlo porque deseaba que fuera lo más realista posible. Me había basado en una fotografía que yo mismo había tomado y deseaba que el lugar fuera fácilmente reconocible. Aunque el resultado no me parecía satisfactorio, no sabía cómo mejorarlo. Así que lo firmé y hasta le puse título: «La sierra Calderona desde Sagunto en día nublado» (título casi tan insustancial como el cuadro).

La profesora se acercó para evaluar mi óleo. Observó la obra con detenimiento, y tras concentrarse un momento, me dijo sonriendo: «A este cuadro le falta luz. ¿No te das cuenta? Dame la paleta y los pinceles, y verás».

Con gran decisión y destreza le dio unas cuantas pinceladas de pintura blanca y amarilla en las nubes y los campos. Y, de pronto, el efecto del cuadro había cambiado totalmente. Ahora tenía luz y vida. Mi obra había pasado de ser mediocre a «interesante», según el juicio de la profesora. (A mí ahora me parecía hasta «genial»). Y no pude contener mi curiosidad:

—¿Cómo es posible que unos simples retoques en el lugar acertado sean capaces de cambiar tanto un cuadro? A lo que la profesora respondió:

—Es que en esos pequeños detalles está el arte. Este cuadro necesitaba unos toques de luz.

¡Cuántas veces también le falta a nuestra vida algún «toque de luz»! Pequeños gestos, simples detalles, que dan luminosidad y vida a nuestra existencia. Una flor, una llamada telefónica, una palabra de aliento, una sonrisa amable o unas líneas escritas en un mensaje. De momento pueden parecer poca cosa, pero rara vez son insignificantes.

Por supuesto, con el tiempo la flor se marchitará, el mensaje se borrará del ordenador, y las sonrisas y palabras se las llevará el viento. Pero la luz que en su momento aportaron iluminó nuestro día y el de sus destinatarios. Hasta es posible que su recuerdo permanezca en el corazón y en la mente de quienes las recibieron. En este mundo, como en mi cuadro,

¡falta tanta luz!

¿Qué esperamos entonces para escribir esa carta, hacer esa visita o levantar el teléfono? Parece poco. Pero en el mundo de nuestras relaciones, y en nuestra vida espiritual, no hay detalles insignificantes: solo existen los «toques de luz» que dimos y los que se quedaron sin dar, resecos, en la sucia paleta.

Señor, úsame hoy para dar un toque de luz.

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