Una lección de supervivencia
«Por quien tenemos la liberación y el perdón de los pecados» (Colosenses 1: 14).
Australia es ampliamente reconocida por su gran variedad de eucaliptos. Se estima que alrededor de seiscientas especies diferentes de este árbol crecen en el país, y de ellas, solo seis no son nativas. Además, existe una sola especie que no se encuentra presente en su territorio. Estos majestuosos árboles pueden llegar a alcanzar alturas impresionantes de hasta cien metros. Tienen muchas formas de enfrentar las adversidades naturales como incendios, sequías y heladas, pero su longevidad no se compara con la de algunas coníferas del hemisferio norte.
Sus largas ramas los hacen muy susceptibles a los daños del viento, lo que expone la madera interior a la acción de hongos e insectos perjudiciales, que pueden causar daños significativos e incluso la destrucción de los árboles.
A pesar de esto, algunas especies de eucaliptos cuentan con un mecanismo de defensa contra estos invasores. Cuando ocurre un incidente, la zona dañada se inunda con una maleza de tono rojizo conocida como «quino». Al entrar en contacto con el aire, el quino se endurece y forma una pasta brillante de color rojo, creando una barrera protectora que resguarda la herida de los elementos dañinos y de los enemigos.
En ocasiones, el quino emerge con tal fuerza que literalmente arrasa con los insectos invasores, llegando incluso a atraparlos cuando se solidifica. Este fenómeno proporciona una defensa efectiva contra las amenazas externas.
Además de su función protectora, el quino también desempeña un papel vital como fuente de alimento para ciertos animales que habitan en estos bosques. Las hormigas se encargan de transportarlo a sus hormigueros, mientras que algunos mamíferos arbóreos de Australia dedican horas a lamer esta sustancia valiosa.
Jesús, nuestro Señor, fue crucificado en un árbol en la forma de una cruz. En aquel momento, un soldado traspasó su costado con una lanza, provocando el derramamiento de su preciosa sangre. El poder de esa sangre es extraordinario, capaz de derrotar todas las fuerzas invasoras que amenazan debilitar el corazón de los hijos de Dios. Esa sangre divina protege y fortalece a aquellos que la aceptan, permitiéndoles crecer altos y fuertes en el bosque sagrado de Dios.
¿Cómo puedes permitir que la sangre de Jesús te proteja de las influencias negativas y las tentaciones en tu vida espiritual?