La espada del Espíritu
«Porque la palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4: 12).
Pocos reyes abarcaron tanto en tan poco tiempo como Eduardo VI, el hijo de Enrique VIII. Nació en 1537, falleció en 1553, cuando todavía no tenía dieciséis años. A los nueve años, cuando sucedió a su padre en el trono, hizo historia. Durante la ceremonia de su coronación, celebrada en la Abadía de Westminster el 20 de febrero de 1547, al avanzar la procesión hacia Westminster Hall, notó a tres funcionarios al frente de él que llevaban en alto tres espadas y les preguntó qué significaba aquello. Cuando se le dijo que representaban los tres reinos unidos bajo su corona, exclamó: «¡Falta una: La Biblia, la espada del Espíritu!». Entonces ordenó que la gran Biblia de púlpito fuera traída desde la abadía, y que se la llevara en la procesión delante de los símbolos del poder terrenal. Su ejemplo se convirtió en una tradición en las ceremonias de coronación de los reyes británicos.
Cuando damos a la Palabra de Dios la preeminencia que merece en nuestra vida, cuando la estudiamos con reverencia y permitimos que se convierta en parte integrante de nuestro ser, se convierte en una fuerza viva que crea en nosotros un corazón nuevo y renueva un espíritu recto en nuestro ser (Salmo 51: 10). De este modo, nuestro crecimiento cristiano será proporcional al lugar que concedamos a la Biblia.
¿Has pensado unirte a algún plan de lectura de la Biblia? Si lees tres o cuatro capítulos diarios podrías leerla en un año, y si decides leer un capítulo cada día te tomarás tres años y medio en este reto espiritual. Agrega también la Guía de Estudio de la Biblia de la Escuela Sabática. Escoge el folleto que se adecúe a tu edad y crece en el conocimiento de la salvación.
Dios desea que los jóvenes de su iglesia sepan más de Biblia que de cualquier otra cosa. ¿Aceptas el reto?