Matutina para Jóvenes | Miércoles 28 de mayo de 2025 | Poder ilimitado

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Matutina para Jóvenes

«Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor» (Efe. 6:10, NVI)

Las plantas nucleares son una de las principales fuentes de energía en la actualidad. Utilizan la energía generada mediante la separación de los componentes del átomo (fisión) para producir electricidad, y algunos de estos generadores pueden generar suficiente energía en una hora para abastecer a un millón de hogares durante todo un año. Sin embargo, ¿te has preguntado cuánta energía se necesita para que los seres humanos podamos entendernos y convivir unos con otros? Es evidente que vivimos rodeados de personas difíciles de comprender, de complacer e incluso de amar.

En Efesios 5:21–6:9, Pablo dedica una sección de la Carta a presentar algunos deberes que, como cristianos, se espera que cumplamos con nuestros cónyuges, hijos e hijas, padres, patrones y empleados. Después de invitarnos a estar «sujetos los unos a los otros» (Efe. 5:21) y de explorar en los versículos siguientes lo que esto significa, Pablo se dio cuenta de que es humanamente imposible amarnos, sujetarnos, obedecer, no enojarnos y tratarnos bien los unos a los otros. Por eso, en Efesios 6:10 concluye la serie de instrucciones sobre las relaciones invitándonos a fortalecernos «en el Señor y en el poder de su fuerza».

Pablo reconoce que tú y yo no poseemos el poder necesario para llevarnos bien con nuestro prójimo, y nunca lo tendremos, incluso si contáramos con la planta de energía nuclear más grande del mundo. Por eso, en vez de apelar a nuestra fuerza de voluntad, el apóstol nos invita a acudir al Señor y a confiar en su poder y en su fortaleza.

Quizás, al leer estás líneas, haya venido a tu mente alguien de tu entorno y pienses: «¡Es que no lo/la aguanto más!». Esa actitud es entendible. Pero Efesios 1:19-21 señala que la mayor demostración del poder de Dios fue la resurrección de Jesús. Y ahora, ese mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos está disponible para que tú y yo podamos amar a nuestros semejantes como nos amamos a nosotros mismos. Dios nunca nos da una encomienda sin proporcionarnos los medios para lograrla. Hoy, el poder está a tu alcance.

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