Matutina para Jóvenes, Sábado 17 de Julio de 2021

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El homicidio del sermón del monte

“Han oído que a nuestros antepasados se les dijo: ‘No asesines. Si cometes asesinato quedarás sujeto a juicio’. Pero yo digo: aun si te enojas con alguien, ¡quedarás sujeto a juicio! Si llamas a alguien idiota, corres peligro de que te lleven ante el tribunal; y si maldices a alguien, corres peligro de caer en los fuegos del infierno” (Mat. 5:21, 22, NTV).

Un día, una amiga me llamó porque quería pedirme perdón. Había hablado mal de mí y sentía que tenía que arreglar eso conmigo antes de la Santa Cena del sábado. Esa vez que nos lavamos los pies y participamos juntas de los emblemas fue sumamente significativa. Entendí que su corazón estaba en plena sintonía con lo que Dios pedía, y se transformaba en un canal limpio para ser de bendición.

Mi amiga me enseñó con esa actitud que había comprendido la profundidad y la aplicación práctica de los mandamientos.

No, no hubo homicidio abierto en la predicación de Jesús ese día, pero sí muchos que creían que, por no estar presos, estaban libres de culpa, y se dieron cuenta de que eran homicidas. ¿Y nosotros?

En su amor, Dios nos dio los mandamientos para protegernos, recibir sus pensamientos y elevarnos por encima de la tentación y de los deseos y tendencias naturales (El Deseado de todas las gentes, p. 274).

“Muchos dan por sentado que son cristianos simplemente porque aceptan ciertos dogmas teológicos. Pero no han hecho penetrar la verdad en la vida práctica. No la han creído ni amado; por lo tanto, no han recibido el poder y la gracia que vienen a través de la santificación de la verdad. Los hombres pueden profesar creer en la verdad; pero si eso no los hace sinceros, bondadosos, pacientes, tolerantes e inclinados hacia lo celestial, es una maldición para sus poseedores, y por la influencia de ellos es una maldición para el mundo” (ibíd, p. 276).

Jesús habló de cada mandamiento por separado y explicó su profundidad en cuanto a requerimientos. No les quitó fuerza, sino que mostró cuán abarcantes eran sus principios. Así como los judíos se constituían en homicidas por albergar odio en su corazón hacia los romanos, nosotros podemos estar infringiendo este mandamiento hoy.

“Existen grandes principios de justicia que gobiernan la vida de todos los seres inteligentes, y que de la conformidad a estos principios depende el bienestar del universo” (El discurso maestro de Jesucristo, pp. 48, 49).

¿Quizá necesites llamar a alguien hoy para pedirle perdón? ¿Qué palabras usarás para referirte a otros hoy?

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