Matutina para Jóvenes | Sábado 26 de Abril de 2025 | ¿De dónde eres?

Matutina para Jóvenes | Sábado 26 de Abril de 2025 | ¿De dónde eres?

¿De dónde eres?

“Investiga y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta” (Juan 7:52, NVI)

“Tres hombres entraron a una tienda. Un estadounidense, un francés y un…”. Así inician muchos chistes, en los que la fuente de la risa suele relacionarse con el lugar de origen y las peculiaridades de los protagonistas. La práctica de ridiculizar o menospreciar a alguien debido únicamente a su lugar de procedencia no es algo nuevo; de hecho, ya existía en los tiempos bíblicos.

En el Antiguo Testamento, el gentilicio “hebreo” parece haber tenido connotaciones peyorativas (ver Gén. 39:14, 17). En el Nuevo Testamento encontramos el ejemplo de los galileos. Natanael preguntó: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” (ver Juan 1:46). La reputación de los galileos era tan desfavorable que los líderes judíos aseguraron a Nicodemo que “ningún profeta viene de Galilea”. Inicialmente, esta declaración despectiva tenía la intención de descalificar a Jesús; pero también revela el concepto que algunos judíos tenían de otro personaje bíblico: Jonás.

Poco se sabe del profeta que predicó a los ninivitas. La Biblia solo nos dice que era “hijo de Amitai, profeta de Gat-héfer” (2 Rey. 14:25). Josué 19:13 identifica Gat-hefer como parte del territorio de la tribu de Zabulón, que posteriormente se denominó “Galilea”. ¿Por qué, entonces, los fariseos decían que ningún profeta viene de Galilea? Los rabinos del tiempo de Jesús dudaban del ministerio profético de Jonás, quizás por su aparente rebeldía contra Dios, su xenofobia o el hecho de que su predicación se enfocó en los “paganos”. Lo cierto es que, en el siglo I de nuestra era, Jonás no gozaba de muy buena fama.

Jesús rompió con la tradición al referirse a Jonás como “el profeta Jonás” (Mat. 12:39; 16:4). Aunque podría haberse comparado con los profetas más destacados del pueblo de Dios, eligió utilizar a Jonás y su experiencia como una ilustración para explicar su propia muerte y resurrección (Luc. 11:30).

Jesús defendió la reputación de Jonás ante sus contemporáneos. En lugar de considerar a Jonás como un “mal galileo”, lo reconoció como un buen profeta. Hoy en día, Jesús nos exhorta a mirar a las personas a través de una perspectiva diferente, una que no se fija en su lugar de origen ni en su reputación, sino que se centra en lo que podemos llegar a ser mediante la gracia de Dios. ¿Estás preparado para ver a los demás como Jesús los vería?

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