El gigante mal educado
«De modo que los filisteos y los israelitas quedaron frente a frente en montes opuestos, separados por el valle». 1 Samuel 17.3.
David ni siquiera era un soldado, estaba allá, en el campamento del ejército israelita, porque les había llevado comida a sus hermanos soldados. Sin embargo, cuando vio al gigante filisteo que maldecía al pueblo de Israel y a Dios mismo, se enojó.
Goliat alardeaba de su fuerza y gritaba para que alguien fuera a luchar contra él. Era muy irrespetuoso, pero los soldados tenían mucho miedo de enfrentar a un hombre tan fuerte y tan grande.
El muchacho David era tan solo un pastor de ovejas que, además, tocaba el arpa. Era muy valiente y ya había enfrentado a animales que intentaron atrapar a sus ovejas. Al escuchar los gritos irrespetuosos de Goliat, no tuvo miedo: «No podemos aguantar esa falta de respeto. ¡Dios me ayudará a vencer!»
¿Alguna vez has presenciado una situación de falta de respeto?
Algunas personas que usan malas palabras pueden ser gigantes en tamaño, como Goliat, pero siempre serán pequeñas en valores.
Usemos palabras respetuosas para charlar con las personas. Incluso cuando estamos enojados, podemos dialogar sin ofender.
Mi oración: Señor, ayúdame a ser una persona respetuosa y valiente cuando enfrente situaciones de ofensa.
Falta de respeto:
No tener consideración; actuar con palabras y acciones que maltratan al otro y lo dejan triste.
