
El regalo más precioso
«Luego el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra. Sopló aliento de vida en la nariz del hombre, y el hombre se convirtió en un ser viviente «. Génesis 2:7.
¿Por qué agradeciste hoy? Seguro que ya has anotado o dibujado muchas cosas geniales para poner en el frasco de la gratitud.
Pedro Augusto también estaba agradecido esa mañana estaba que no podía ni siquiera respirar. Él se había enfermado muy grave, tan enfermo que no podía ni siquiera respirar. Necesitó remedios, cuidados y se quedó doce días internado en el hospital. Su mamá se quedaba con él algunas horas al día, pero debía cuidar también a su hermana bebé. Cuando su mamá se iba, los enfermeros del hospital infantil lo cuidaban con dedicación.
Tuvo que usar aparatos que lo ayudaban a respirar. Era muy incómodo. Pero, en sus pensamientos, el muchacho recordaba las tardes que había pasado jugando en la escuela, los campamentos de la iglesia, las charlas en familia… y no se sentía triste.
Llegó el día en que el equipo del hospital vino a sacar el aparato de Pedro Augusto, y pudo mirar por la ventana. Respiró profundamente.
El aire que entraba era la dádiva más bonita que Dios, desde el comienzo de los tiempos, podría regalarle a alguien.
Mi oración: Señor, gracias por el aire que respiro y por todas las dádivas que tengo en mi vida.
Hoy te propongo que prepares una sorpresa para algún maestro de la escuela o de la iglesia y le prepares una tarjeta. La gratitud es una forma de cariño.
Dádiva: Donación; regalo·; ofrecer algo a alguna persona, aun cuando no es su cumpleaños.