Matutina para Menores | Martes 20 de Junio de 2023 | Aod

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Aod

“Durante dieciocho años, los israelitas tuvieron que servir a Eglón, hasta que le suplicaron al Señor y él hizo que surgiera alguien para salvarlos. Ese salvador fue un zurdo llamado Ehud [Aod], hijo de Guerá, de la tribu de Benjamín” (Jueces 3:14, 15).

¿Qué podemos aprender de Aod? Que no importa tu origen o condición, en las manos de Dios siempre puedes ser un instrumento de bendición para quienes te rodeen. Aod provenía de una tribu pequeña sin mucha influencia en las decisiones de la nación: la tribu de Benjamín. Además, en ese tiempo era considerado una persona con una discapacidad solo por ser zurdo.

Hay un dato interesante en cuanto a algunos descendientes de Benjamín. Según 1 Crónicas 12:2, algunos de ellos se distinguían porque eran ambidiestros. Eso los hacía indispensables para la guerra. Jueces 20 menciona que había 26.000 hombres de Benjamín capaces de combatir, además, 700 zurdos con una gran destreza. “Entre todos estos hombres había setecientos zurdos que manejaban tan bien la honda que podían darle con la piedra a un cabello, sin fallar nunca” (Juec. 20:16). De vivir en nuestro tiempo, estos zurdos serían lanzadores millonarios de Grandes Ligas de béisbol.

¿Por qué se consideraba a Aod una persona con desventaja? Seguramente porque los 26.000 eran diestros, los 700 eran ambidiestros y Aod solo era zurdo. Pero esto no impidió que su fe fuera más fuerte que la de todos los demás. Después de una dura opresión de los moabitas, que duró dieciocho años, Aod tuvo el valor de terminar con la humillación que sufría Israel en su propia tierra. Así que se armó más de valor que de armas; su arma era tan pequeña que la pudo esconder debajo de su vestiduras. Usó el ser zurdo para sacar la honda en el momento más inesperado y terminar con el rey Eglón.

Solo así los israelitas tuvieron la confianza para luchar, liderados por Aod, contra los moabitas. Dios quiere enseñarnos que cuando el mal aparece en nuestra vida es inútil negarlo o justificarlo. Tenemos que cortarlo de raíz. Pídele a Dios que te dé valor para tomar firmes decisiones por él, y quita de tu vida cualquier cosa que te aleje de él.

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