La verdadera gloria de Dios
“Ocurrió que al llegar al campamento el arca de la alianza del Señor, los israelitas gritaron con tanta alegría que hasta retumbó la tierra” (1 Samuel 4:5).
Sin duda, el mueble principal del Tabernáculo era el arca del pacto que se ubicaba en el Lugar Santísimo. Contenía las tablas de la Ley y dos querubines la cubrían. Este lugar sagrado era considerado el trono de Dios, el lugar donde estaba su presencia.
Dios había dispuesto que su pueblo siempre vencería en las batallas a las que él los enviara, siempre y cuando la nación viviera en obediencia. Sin embargo, en esta época de la historia de Israel ese no era el caso. El pueblo se distinguía por su desobediencia. Salieron al campo de batalla para luchar contra los filisteos sin estar en paz con Dios. El resultado de esa decisión insensata fue la derrota y la muerte de cerca de cuatro mil soldados israelitas (vers. 2).
Entonces, al ejército se le ocurrió llevar el arca del pacto al campo de batalla con la creencia de que eso les garantizaría el triunfo. ¡Esta decisión tuvo un precio muy alto! Imagina que ese mueble sagrado al cual tenía acceso el sumo sacerdote una vez al año, ahora estaba en manos de los desobedientes hijos de Elí, Ofni y Finees (vers. 4).
Ahora murieron treinta mil hombres (vers. 10), entre ellos Ofni y Finees. Cuando Elí se enteró de lo ocurrido y de que el arca del pacto estaba en manos de los filisteos, murió por el impacto de la noticia. Ese fue un día de catástrofe nacional.
Este incidente nos enseña que lo más valioso para Dios es nuestra sinceridad y obediencia. De nada sirve usar elementos sagrados si lo desobedecemos. Esa fue la realidad de Israel. Usaron el arca como un amuleto (vers. 3).
Dios quiere tu corazón, tu amistad, tu devoción. Esto te garantizará su bendición en todos tus planes y proyectos. Ser amigo de Dios es la clave que te hará feliz cada día de tu vida.
