Matutina para Mujeres, Domingo 18 de Abril de 2021

Matutina para Mujeres, Domingo 18 de Abril de 2021

Escuchar Matutina

¡Asómbrate! Él tiene cuidado de sus criaturas

“El Señor es quien te cuida; el Señor es quien te protege, quien está junto a ti para ayudarte. El sol no te hará daño de día, ni la luna de noche” (Sal. 121:5, 6).

La capacidad de asombro ha sufrido una pérdida creciente en esta sociedad que fomenta el individualismo que, mal entendido, con­duce al egoísmo y a la insensibilidad. En la prisa de la vida hemos ol­vidado reírnos de las cosas sencillas, y disfrutar y observar lo simple pero milagroso que sucede a cada instante frente a nosotros. No nos damos cuenta de que en todo ello se manifiesta el cuidado amoroso de nuestro buen Dios. Es el mismo cuidado amoroso que tiene por ti y por mí de manera particular. 

Cuando, de forma consciente, planificamos tomarnos un tiempo cada día para la contemplación y la reflexión, nuestro pensamiento se profundiza, nuestra espiritualidad se deleita y nuestra fe aumenta. Es en esos momentos maravillosos en soledad contemplativa cuando aprendemos a valorar pasajes bíblicos como: “Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves!” (Mat. 6:26). ¿Cómo comprender estas palabras si no “miramos” en la dirección que muestran estas sencillas pero profundas verdades?

¡Qué hermosa lección de confianza! Nos conduce a un nuevo amanecer, a un nuevo estado de vida, a un nuevo nivel de consciencia y madurez, a una concepción diferente de nuestra existencia aun en medio de una sociedad agobiada por la incertidumbre respecto a lo que vendrá.

Tan cierto como que nuestro buen Dios provee para las avecillas del campo y las sustenta con alimento y abrigo, el pan y el cobijo están asegurados para quienes confia­mos en él. 

Al igual que el resto de la creación, tú y yo gozamos de la protección de Dios, aun en las circunstancias más adversas. Si aprendemos a esperar incluso en medio de la angustia, seremos llenas de paz. ¡Y qué don maravilloso es la paz! Para que esto sea posible, solo debemos hacer lo siguiente:

  • Entregarnos a la voluntad de Dios.
  • Confiar en sus promesas.
  • Esperar en su tiempo.
  • Aceptar su provisión.
  • Agradecer por su intervención.

¿Qué te parece si intentamos esta fórmula?

Deja una respuesta