¡Asómbrate! Él tiene cuidado de sus criaturas
“El Señor es quien te cuida; el Señor es quien te protege, quien está junto a ti para ayudarte. El sol no te hará daño de día, ni la luna de noche” (Sal. 121:5, 6).
La capacidad de asombro ha sufrido una pérdida creciente en esta sociedad que fomenta el individualismo que, mal entendido, conduce al egoísmo y a la insensibilidad. En la prisa de la vida hemos olvidado reírnos de las cosas sencillas, y disfrutar y observar lo simple pero milagroso que sucede a cada instante frente a nosotros. No nos damos cuenta de que en todo ello se manifiesta el cuidado amoroso de nuestro buen Dios. Es el mismo cuidado amoroso que tiene por ti y por mí de manera particular.
Cuando, de forma consciente, planificamos tomarnos un tiempo cada día para la contemplación y la reflexión, nuestro pensamiento se profundiza, nuestra espiritualidad se deleita y nuestra fe aumenta. Es en esos momentos maravillosos en soledad contemplativa cuando aprendemos a valorar pasajes bíblicos como: “Miren las aves que vuelan por el aire: no siembran ni cosechan ni guardan la cosecha en graneros; sin embargo, el Padre de ustedes que está en el cielo les da de comer. ¡Y ustedes valen más que las aves!” (Mat. 6:26). ¿Cómo comprender estas palabras si no “miramos” en la dirección que muestran estas sencillas pero profundas verdades?
¡Qué hermosa lección de confianza! Nos conduce a un nuevo amanecer, a un nuevo estado de vida, a un nuevo nivel de consciencia y madurez, a una concepción diferente de nuestra existencia aun en medio de una sociedad agobiada por la incertidumbre respecto a lo que vendrá.
Al igual que el resto de la creación, tú y yo gozamos de la protección de Dios, aun en las circunstancias más adversas. Si aprendemos a esperar incluso en medio de la angustia, seremos llenas de paz. ¡Y qué don maravilloso es la paz! Para que esto sea posible, solo debemos hacer lo siguiente:
- Entregarnos a la voluntad de Dios.
- Confiar en sus promesas.
- Esperar en su tiempo.
- Aceptar su provisión.
- Agradecer por su intervención.
¿Qué te parece si intentamos esta fórmula?