Los cuatro evangelios: Marcos
“Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos” (Rom. 12:18, NVI).
Cuando cumplí nueve años, mis padres me regalaron mi primera Biblia. La conservo desde ese momento y ha sido mi Biblia de estudio y compañía en todos los viajes, campamentos y madrugadas de lectura. Es de la versión Reina Valera Revisada 1960. Tiene muchos detalles que la hacen única. Uno de ellos es que tiene una introducción a cada libro de la Biblia.
Para el evangelio de Marcos, menciona que fue intérprete de Pedro, sobrino de Bernabé y motivo de discordia entre este último y Pablo cuando estaban por hacer su segunda gira misionera.
Resulta que Marcos, o Juan, había ido con Pablo y Bernabé como ayudante, pero cuando ellos avanzaron hacia Antioquía, Juan se apartó de ellos y volvió a Jerusalén (Hech. 13:3). Aparentemente, esto le molestó a Pablo y, cuando Bernabé quiso sumar de nuevo a Marcos al viaje, Pablo no consideró que fuera bueno llevar a alguien que se había apartado de ellos. Esto hizo que Pablo y Bernabé se separaran. Bernabé fue con Marcos a Chipre, y Pablo fue con Silas a Siria y a Cilicia.
Por los relatos bíblicos, podemos notar que Pablo era un hombre de carácter fuerte y decidido, además de un líder muy influyente y poderoso. No sabemos cómo puede haberse sentido Marcos al ser rechazado por el apóstol, pero si nos imaginamos en una situación similar, quizá nos sentiríamos algo incómodos o con el orgullo herido.
Muchas cosas pasaron en el medio. Muchas veces nosotros vivimos toda una vida dentro de la iglesia enemistados con alguna persona. Quizá no es algo que se nota mucho o que mencionamos abiertamente, pero en el fondo ambos sabemos que hay cierta enemistad. Las buenas noticias son que Dios se preocupa por las relaciones humanas y puede ir puliéndonos para limar esas asperezas entre nosotros. Así lo comprueba la historia, ya que vemos que, cuando Pablo era anciano, mandó llamar de forma especial a Marcos e incluso dijo que la razón era: “Porque me es útil para el ministerio” (2 Tim. 4:11).
¿Con quién tienes que mejorar tu relación hoy? Estos hombres de Dios encontraron la manera de amigarse a pesar de sus diferencias. Nosotros podemos hacerlo también.
Te invito a que leas los relatos en Marcos 7:31 y 8:22, que aparecen únicamente en este evangelio, y que pongas en práctica el uso del cuaderno para meditar en ellos hoy.
