¿Para quién trabajas?
«Que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios». 1 Corintios 4:1
¿TE HAS PREGUNTADO ALGUNA VEZ de dónde sacó Moisés la paciencia necesaria para soportar las rebeldías del pueblo de Israel en su peregrinación a través del desierto? La mejor respuesta que conozco la leí en un relato que narra Harold S. Kushner.*
Cuenta Kushner que un día se propuso visitar a varios miembros de su congregación que estaban hospitalizados. Para poder cumplir con este deber, decidió cancelar un paseo con su familia. Cuando fue al hospital, resultó que dos de los enfermos habían sido dados de alta; otros dos estaban dormidos y él no quiso despertarlos; otro tenía el cuarto lleno de familiares y amigos, y él no quiso importunarlos. Solo pudo hablar con uno de ellos, pero esta persona lo que hizo fue quejarse de sus dolores y culpar a Dios por sus achaques.
Desanimado por lo que consideraba una tarde perdida, el rabino caminaba por los predios adyacentes al hospital cuando fue sorprendido por el saludo de un vigilante. El hombre estaba cuidando lo que parecía ser un edificio abandonado. Movido por la curiosidad, el rabino le preguntó por qué estaba vigilando un edificio en esa condición de abandono. El hombre le respondió que su trabajo consistía en asegurarse de que nadie robara las pocas cosas de valor que todavía quedaban. Entonces el vigilante, al ver al rabino vestido de traje y corbata, en un domingo por la tarde, también sintió curiosidad.
—Y usted, ¿para quién trabaja?
Ya el rabino iba a responder, cuando cayó en cuenta de las implicaciones de la pregunta: «¿Para quién trabaja usted?». Entonces, sacó de su billetera una tarjeta de presentación y, mientras la entregaba al vigilante, le dijo: Amigo, aquí está mi número telefónico. Por favor, llámeme cada lunes en la mañana y pregúnteme: «¿Para quién trabaja usted?». Prometo pagarle cinco dólares por cada llamada.
Según Kushner, este fue el secreto de Moisés: En medio de las pruebas más severas que un dirigente haya podido enfrentar, Moisés nunca olvidó que trabajaba para Dios; por lo tanto, nunca dudó de que la presencia de Dios siempre lo acompañaría.
¿Te ha elegido la Junta de la Iglesia para un cargo este año? Recuerda que trabajas para Dios. ¿Eres parte de alguna oficina o institución denominacional? Recuerda que trabajas para Dios. ¿Se te ha encomendado una obra especial de testificación en tu familia, en tu vecindario, en tu lugar de trabajo? Recuerda que trabajas para Dios. También recuerda que, no importa las pruebas que tengas que enfrentar, es a Dios a quien sirves y que él nunca te abandonará.
Padre, ayúdame a recordar hoy y siempre que no hay mayor honor en este mundo que ser un servidor del Señor Jesucristo.
*Harold S. Kushner Overcoming Life s Disappointments, Anchor Books, 2006, pp. 30-31