Sábado 26 de Noviembre de 2022 | Matutina para Adolescentes | El engaño del diamante

El engaño del diamante

“Entonces ya no seremos inmaduros como los niños. No seremos arrastrados de un lado a otro ni empujados por cualquier corrientede nuevas enseñanzas. No nos dejaremos llevar por personasque intenten engañarnos con mentiras tan hábiles queparezcan la verdad” (Efesios 4:14, NTV).

¿Alguna vez te han engañado para que creas algo que era mentira? ¿Tuviste una amistad que pensabas que era real solo para descubrir después que no era más sólida que una nube de humo? ¿Te mintieron para quitarte dinero?

Los estafadores hacen timos todo el tiempo, y muchos de ellos se salen con la suya. No está bien pero, muchas veces, así funcionan las cosas en este viejo lleno de pecado. Y exactamente eso ocurrió en este día de 1872. Philip Arnold y John Slack, dos primos de Kentucky, llevaron a cabo uno de los mayores engaños de la historia de la minería. Convencieron a inversionistas de San Francisco para que compraran acciones de una mina de diamantes sin valor en el extremo noroeste de Colorado.

Los inversionistas inexpertos solían caer en este truco antes de que se descu­brie­ra la verdad. Sin embargo, a veces, si el engaño era lo suficientemente bueno, incluso los mejores empresarios podían ser estafados. Y Arnold y Slack desarrollaron su juego perfectamente. Llegaron a San Francisco en 1872 e intentaron depositar una bolsa de diamantes sin cortar en un banco. Al ser interrogados, los dos hombres desaparecieron rápidamente, actuando como si fueran reacios a hablar de su descubrimiento.

Intrigado, un director de banco llamado William Ralston siguió la pista de los hombres. Suponiendo que estaba tratando con campesinos poco sofisticados, se dispuso a tomar el control de la mina de diamantes. Los dos primos acordaron llevar a un experto en minería con los ojos vendados al lugar, y el experto volvió para informar que la mina era realmente rica en diamantes y rubíes. Ralston mordió el anzuelo, formó su propia compañía minera por valor de diez millones de dólares y empezó a vender acciones. Pagó a Arnold y a Slack 600.000 dólares, con la promesa de que habría más. Ahora bien, hoy eso puede no parecer mucho; pero estamos hablando de 1872, cuando 600.000 dólares eran el equivalente a más de 70 millones de dólares en dinero de hoy.

El libro de Efesios nos advierte sobre la ingenuidad espiritual. Debemos tener cuidado con las nuevas ideas religiosas que aparecen y no dejarnos influenciar fácilmente por los embaucadores que tejen mentiras con tanta astucia que suenan como la verdad. A nadie le gusta que lo engañen, pero ¿no sería una tragedia que creer una mentira nos costara la salvación?

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