Sábado 28 de Enero de 2023 | Matutina para Menores | “El Shaddai”

“El Shaddai”

“Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo: ‘Yo soy el Dios todopoderoso; vive una vida sin tacha delante de mí’ ” (Génesis 17:1).

Dios posee tantas buenas características que un solo nombre para él es insuficiente, ya que no transmitiría todos sus atributos. Por eso, cada uno de los nombres que se usan para Dios nos muestra una faceta de su poder y de su amor por nosotros, sus hijos. El Shaddai es uno de los nombres que lo describen, y significa “Dios todopoderoso”. Esta es una buena noticia, pues nos recuerda que para Dios todo es posible. No importa el desafío que tengas hoy (quizás en tu escuela, en tu casa o con alguno de tus amigos), él siempre puede ayudarte.

Cuando Dios renovó el pacto con Abraham y Sara, el día que les dio sus nuevos nombres, la reacción espontánea de ellos fue reírse (Gén. 17:17; 18:13) ¿Por qué se rieron? Porque es imposible que un hombre sea padre a los cien años y que una mujer sea madre a los noventa. De inmediato, el mensajero celestial (Jesús) dijo: “¿Hay acaso algo tan difícil que el Señor no pueda hacerlo?” (Gén. 18:14).

Dios hizo que ellos fueran padres 25 años después de la promesa original, cuando era humanamente imposible, para que reconocieran que el nacimiento de su hijo era un milagro, y que todo el crédito era para Dios. Después de todo, el nacimiento de Isaac representaba el nacimiento de Jesús.

Jesús nacería en este mundo por la intervención milagrosa del Espíritu Santo para que María fuera la madre de Jesús en este mundo. Así, Jesús representa perfectamente a Dios como su Hijo y nos entiende a nosotros, pues también es hijo de una mujer. Esto es un misterio y un imposible para el hombre, pero posible para Dios.

Dios intervino en el momento exacto, pues para que Jesús pudiera nacer, primero tenía que nacer Isaac. Al final, no solo los padres de Isaac se rieron, sino todos los que fueron a conocer al niño también, porque el nombre “Isaac” significa “risa” (Gén. 21:6). Lo importante es que, en el tiempo correcto, Dios cumple sus promesas. El cumplimiento nos trae gozo, alegría y sonrisas. Nunca lo olvides: Dios es todopoderoso.