Viernes 22 Abril de 2022 | Matutina para Adolescentes | Viaje en bicicleta alrededor del mundo

Viaje en bicicleta alrededor del mundo

“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13, RVR).

El 22 de abril de 1884, a las 8 de la mañana, Thomas Stevens se embarcó en un viaje en bicicleta alrededor del mundo. Fue la primera persona que intentó un plan tan atrevido. Comenzó su viaje en San Francisco, y se dirigió hacia el este en una bicicleta que, en aquella época, se conocía como de rueda alta. Stevens partió solo con lo necesario. En un bolso sobre el manubrio delantero llevaba calcetines, una camisa de repuesto, un impermeable que le servía también de tienda de campaña y de cama, y una pistola Smith & Wesson calibre 38. Seis mil kilómetros más tarde, después de dar tumbos por senderos, vías ferroviarias, canales y carreteras públicas, finalmente llegó a Boston el 4 de agosto. Fue el primer viaje transcontinental en bicicleta del que se tiene constancia.

Pasó el invierno en Nueva York y luego viajó en un barco de vapor a Liverpool, Inglaterra, donde fue recibido por entusiastas aficionados al ciclismo. Continuó su viaje alrededor del mundo a través de Inglaterra, Francia, Alemania, Austria, Hungría, Eslovenia, Serbia, Bulgaria y Turquía. Thomas estaba preocupado por los bandidos en esta parte del mundo, pero se lanzó con valentía por las peligrosas carreteras de Oriente Medio. Dios lo protegió de los peligros visibles y no visibles, y pasó ese segundo invierno con el Sah de Irán.

Las autoridades de Afganistán echaron a Thomas de su país, así que tomó un barco de vapor ruso para cruzar el mar Caspio y llegar a la India. Tomó otro barco de vapor desde Calcuta hasta Hong Kong. Al partir hacia el este de China, se perdió y tuvo grandes dificultades para encontrar direcciones porque no hablaba el idioma. En un momento dado, un funcionario chino lo salvó de una turba furiosa. Su viaje terminó en Yokohama, Japón, el 17 de diciembre de 1886, y en enero de 1887 tomó un barco de vapor para cruzar el Pacífico hasta San Francisco. Había recorrido casi 22.000 kilómetros en bicicleta.

Realmente, esta fue una hazaña increíble de determinación y resistencia. Thomas Stevens tenía algo más que su bolso sobre el manubrio: dentro de él había una fuerza persistente. Al recorrer los caminos de la vida, hay momentos en los que nos sentimos abrumados por nuestro lento progreso y la aparentemente ilimitada extensión de terreno prohibitivo que tenemos por delante. Hay momentos de miedo cuando nos rodean la culpa amenazante, el odio a uno mismo o la tentación. No tienes que avanzar solo por el camino de tu vida. Si miras hacia adelante, verás las huellas de los neumáticos de Alguien que ha recorrido la ruta antes que tú.

La fuerza persistente que necesitas no está en un bolso, ni dentro de ti, sino en Dios. Búscalo a él y la hallarás.

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