Matutina para Adultos | Lunes 19 de mayo de 2025 | Volviendo en sí

Matutina para Adultos | Lunes 19 de mayo de 2025 | Volviendo en sí

Matutina para Adultos

«Volviendo en sí, dijo: «¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti»» (Lucas 15: 17-18).

Toda nueva andadura importante en la vida comienza con una toma de conciencia, con una especie de despertar. Esa certeza de que las cosas van mal, pero que no tienen por qué seguir así, de que existe la posibilidad de cambiar de rumbo, de vivir de manera diferente. Y eso solo depende de nosotros.

El hijo pródigo, como quizá la mayoría de nosotros en algún momento, había estado espiritualmente dormido, drogado, borracho, sonámbulo. Y de pronto es como si se despertara de una pesadilla, consciente, por fin, de que otra vida, otra libertad, es posible.

Como en su caso, este volver en sí suele ocurrir en una gran crisis de la vida, en una tragedia, un duelo, un divorcio, una separación, un accidente, una enfermedad grave, nuestra o de alguien cercano a nosotros. La realidad brutal nos despierta y de repente suena la alarma. ¿Qué hago yo aquí? ¿Es esto lo que quiero para mi vida?

La toma de conciencia también puede sobrevenir, afortunadamente, en momentos menos dramáticos, en encuentros decisivos: una idea captada en una conversación, en un sermón, leyendo un libro, o en un retiro espiritual. La luz se hace en nuestra mente y nos damos cuenta, por fin, de que otra vida está a nuestro alcance.

Sea de golpe o de manera gradual, lo que importa es que, en algún momento, se produce una revelación, vemos una señal y se abre ante nosotros un camino nuevo.

Un vecino mío me confesó que su toma de conciencia le vino al escuchar que un departamento de la iglesia buscaba voluntarios para visitar a prisioneros en una cárcel de la zona. Para él, responder a ese llamado fue darle un sentido mucho más concreto a su vida. Hoy es capellán de prisiones.

En cualquier caso, volver en sí es tomar conciencia de nuestra realidad, como el joven de la parábola, atrevernos a afrontar las preguntas más incómodas sobre nuestra vida y atrevernos a escuchar nuestras propias respuestas. ¿Qué estoy haciendo con mi vida? ¿Soy realmente feliz con lo que hago? ¿Qué me impide ser lo que debiera? ¿De qué tengo miedo?

¿De dónde viene mi insatisfacción?

Hoy podemos facilitar ese necesario despertar al encontrarnos con Dios en un momento de silencio, al escuchar su voz en nuestra conciencia, al saber leer los signos que la vida nos ofrece.

Padre, ya sabes dónde estoy. Regreso a ti. Acógeme en tus brazos.

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