¿A quién buscas?
«Porque nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, al cual se le ha concedido el poder de gobernar. Y le darán estos nombres: Admirable en sus planes, Dios invencible, Padre eterno, Príncipe de la paz» (Isaías 9: 6).
Un joven vestido con un polvoriento traje de viajero se sentaba, día tras día, en la escalinata de una famosa catedral. «¿Qué quieres? —le preguntó el prelado cierta vez—. ¿Necesitas dinero?». «No», contestó el muchacho. «¿Buscas instrucción?». «No», replicó de nuevo. «¿Quieres ser obispo?», le preguntó el prelado. «¡No! —exclamó el muchacho— No quiero su dinero, ni su sabiduría, ni su puesto. ¡Busco a su Maestro!».
Esta breve historia nos muestra el anhelo de un joven por conocer a Jesús, el verdadero Maestro de la vida. Él no se conformaba con las cosas externas que le ofrecía la religión, sino que quería tener una relación personal con el Hijo de Dios.
¿Y tú? ¿Qué buscas en esta Navidad? ¿Te conformas con los regalos, las fiestas y las tradiciones? ¿O buscas al que nació en un pesebre hace más de dos mil años para salvarnos del pecado y darnos vida eterna? Cuando nació Jesús en Belén de Judea las multitudes del pueblo de Dios estaban dedicadas a sus tareas cotidianas y su problemas rutinarios, mientras que sabios del Oriente, pertenecientes a un pueblo pagano, reconocieron la estrella y fueron en busca del Rey que había nacido. No se trata de lo religioso que seas, sino de lo estrecha que sea tu relación con Jesús.
La Biblia nos dice que Jesús es el camino, la verdad y la vida, y que nadie viene al Padre sino por él (Juan 14: 6). Es el mejor regalo que podemos recibir en esta Navidad y en cualquier época del año. Él quiere ser nuestro Señor y Salvador. Pero para recibirlo, tenemos que abrirle la puerta de nuestro corazón y creer en él. ¿Estás dispuesto a buscar al Maestro como lo hizo aquel joven viajero?
Busca a Jesús cada día. Lee su Palabra, ora y comparte tu fe con otros. Así crecerás en tu relación con él y experimentarás su gozo y su paz. Que esta Navidad sea una oportunidad para acercarte más a Jesús, el verdadero sentido de la celebración. Que él sea el centro de tu vida y el motivo de tu alegría.