Embajadores
“Así que, somos embajadores en nombre de Cristo…” (2 Corintios 5:20, RVR 95)
Brasilia es una ciudad creada en 1960. Como fue edificada de cero, cada cosa tiene su lugar muy bien planificado. Viví allí casi cinco años y era interesante observar, por ejemplo, que todos los ministerios están juntos. Además, las casas con parques enormes están en Parkway. También las embajadas están todas en una misma zona, cada una con la bandera de la patria que representa. No es difícil imaginar que muchas de esas bellas mansiones alrededor del lago pertenecen a los embajadores de esos diferentes países.
Pero… ¿qué es un embajador? ¿Hay embajadas en todos los países del mundo? ¿Quién puede ser embajador? ¿Por qué la Biblia dice que nosotros somos embajadores? ¿Puede un niño ser embajador?
La mayoría de los países tienen lugares donde hay un territorio que es de otro país. Por ejemplo, si en Buenos Aires pisas el terreno donde flamea una bandera azul, roja y blanca a rayitas, con muchas estrellas, no estás en Argentina, sino en los Estados Unidos. Cuando estás en Chile, y pisas la embajada donde flamea una bandera celeste y blanca con un sol, ese es territorio argentino. Una embajada es un pedacito de país dentro de otro país, la representación de un Gobierno en otro país. Así, el embajador representa al presidente.
¿Crees que cada país pondrá un embajador digno o uno que lo represente mal? ¡El mejor representante, por supuesto! Los embajadores son personas muy respetadas y confiables. Su tarea es atender los asuntos de interés estatal entre el país que representa y ante el cual está acreditado como embajador. También le puede tocar atender posibles problemas que afecten a sus compatriotas en el país extranjero, y velar por la seguridad de ellos.
La Biblia dice que somos embajadores del Reino de los cielos ante el mundo. Dios es el Rey o Presidente de ese reino; nosotros, los ciudadanos del Reino, estamos viviendo en “territorio extranjero” (este mundo) y lo representamos dondequiera que vayamos. Todo embajador de Cristo, sea adulto, joven o niño, tiene responsabilidades y privilegios por su función.
Nadie puede ejercer tal rol si no conoce el reino que representa ni al Rey. Por eso, debes conocer a Jesús, conectándote cada día con él a través de la lectura de la Biblia y la oración. Vive por él, para que otros sepan a quién sirves con amor y a quién representas. Qué privilegio, ¿verdad? ¿Serás un embajador de Cristo?
Mirta
